Cuento Hattrickero (por DT-Juampa)
La vi de nuevo, era hermosa, me dije “Dios ¡Qué mina!” entonces fue el principio de la traición… al igual que Pedro negó a Cristo 3 veces
…Vi cuando entró, sí, lo reconozco, me quedé alelado, pero lo disimulé bien. Había oído de ella, me comentaron que tenía algo conmigo, se movía con gracia, tenía un rostro angelical, unos ojos marrones en los que uno se perdía y no quería encontrar la salida jamás.
Con una sonrisa encantadora me dijo “Hola” y yo le respondí gentilmente, devolviéndole la sonrisa.
Supongo, y usted, lector estará de acuerdo conmigo, en que nos saltemos la parte de la charla y vayamos al punto.
Fue cuando aquel que es como mi hermano me tiró un centro buenísimo, como muchas veces en nuestras andadas por los reinos de la noche del boliche, en la que sugirió que sería ideal ir a comprar el vicio de los sábados por la noche para degustar entre amigos.
Entonces me quedé solo con tal hermosura, pero como el más idiota no tuve valor para jugar todas mis fichas apostando a prácticamente un Póker de Ases y animarme al “All In”
De vuelta en el cálido hogar con los amigos, recibí la recriminación, la burla. Jamás me había sentido tan avergonzado en mi vida.
Fue entonces cuando reaccioné, decidí ir al “All In” y esperar lo que quisiera el Todopoderoso,
Y… me mandé… Me acerqué a ella, la tomé de la cintura, cerré los ojos… y la besé.
Sí, fue increíble sentir sus labios recibiendo alegremente los míos. Fue maravilloso experimentar cómo me recorría un placer a cada roce de sus caricias y cómo reaccionaba ella a las mías, el sentir su aliento llenar mis pulmones y querer morir por esa droga, esa droga que me hacía desear más y más y más!
Fue un momento perfecto….
Luego fuimos con los demás a mirar 90 minutos del deporte más hermoso del mundo, aunque en verdad ni siquiera vi cómo entraba la redonda luego de un beso del botín del foward albiceleste después de evadir con gracia a un portero proveniente del país de la caída del muro, ya que seguía perdido en ese mar que eran sus ojos, abrazándola el resto del encuentro.
La vi de nuevo, era hermosa, me dije “Dios ¡Qué mina!” entonces fue el principio de la traición… al igual que Pedro negó a Cristo 3 veces
Fue, a decir verdad, algo insignificante para ella, pero una gran traición que más de uno de ustedes jamás sabrá perdonar…
Comenzó cuando me pidió mi número diciéndome “15….” Y yo completé el resto. Luego me dijo, con una voz que me sigue tentando aún cuando presiono estas teclas para contarles dicho hecho, anota el mío
Entonces tomé el celular, pero me fue arrebatado de las manos por mi amiga, quien acto seguido leyó mis mensajes
-¿Quién es Marisol?
-Mi cuñada – respondí
-Y Yamila?
-una amiga – respondí
-¿Cómo vas a decir eso? ¡Mentira! Todo bien, no te preocupes- me dijo en tono de burla, riéndose para demostrar que era un chiste
Cuando finalmente iba a recuperar el móvil…
-¿Y este escudo?
Me quedé paralizado, sabía a qué se refería…
… Sí, se refería a esa parte albiceleste de mi corazón, a esa parte de mi corazón que tantas alegrías me dio los domingos, ese escudo que Lorenzo Elvis Malaguti besó tantas veces luego de destrozar redes rivales, sí, el glorioso escudo del Niupi
No sabía que responder, que diría semejante belleza ante un escudo de un juego como fondo de pantalla, ¿en qué mente friki cabe eso?
-Un escudo de un equipito de la D – respondí – no le des bola
Fue como si un baldazo de agua fría me calara hasta los huevos ¿Cómo pude haber negado al Niupi? Negar al que siempre estuvo ahí conmigo, en las buenas y en las malas.
Fue cuando mi compadre en el mundo verde controlado por Dios HT y en la vida real me miró, y con la vista me lo dijo todo
“Boludo bardeaste al Niupi, te fuiste al recontra re carajo.”
Entonces usted lector, ya sabe, que la tentación es fuerte, y cuando cae en una forma tan bella, nos volvemos contra nuestros propios principios y alimentamos nuestro instinto animal.
Por eso, yo, aquel que te traicionó, el que te negó, te digo
Perdón Niupi
…Vi cuando entró, sí, lo reconozco, me quedé alelado, pero lo disimulé bien. Había oído de ella, me comentaron que tenía algo conmigo, se movía con gracia, tenía un rostro angelical, unos ojos marrones en los que uno se perdía y no quería encontrar la salida jamás.
Con una sonrisa encantadora me dijo “Hola” y yo le respondí gentilmente, devolviéndole la sonrisa.
Supongo, y usted, lector estará de acuerdo conmigo, en que nos saltemos la parte de la charla y vayamos al punto.
Fue cuando aquel que es como mi hermano me tiró un centro buenísimo, como muchas veces en nuestras andadas por los reinos de la noche del boliche, en la que sugirió que sería ideal ir a comprar el vicio de los sábados por la noche para degustar entre amigos.
Entonces me quedé solo con tal hermosura, pero como el más idiota no tuve valor para jugar todas mis fichas apostando a prácticamente un Póker de Ases y animarme al “All In”
De vuelta en el cálido hogar con los amigos, recibí la recriminación, la burla. Jamás me había sentido tan avergonzado en mi vida.
Fue entonces cuando reaccioné, decidí ir al “All In” y esperar lo que quisiera el Todopoderoso,
Y… me mandé… Me acerqué a ella, la tomé de la cintura, cerré los ojos… y la besé.
Sí, fue increíble sentir sus labios recibiendo alegremente los míos. Fue maravilloso experimentar cómo me recorría un placer a cada roce de sus caricias y cómo reaccionaba ella a las mías, el sentir su aliento llenar mis pulmones y querer morir por esa droga, esa droga que me hacía desear más y más y más!
Fue un momento perfecto….
Luego fuimos con los demás a mirar 90 minutos del deporte más hermoso del mundo, aunque en verdad ni siquiera vi cómo entraba la redonda luego de un beso del botín del foward albiceleste después de evadir con gracia a un portero proveniente del país de la caída del muro, ya que seguía perdido en ese mar que eran sus ojos, abrazándola el resto del encuentro.
La vi de nuevo, era hermosa, me dije “Dios ¡Qué mina!” entonces fue el principio de la traición… al igual que Pedro negó a Cristo 3 veces
Fue, a decir verdad, algo insignificante para ella, pero una gran traición que más de uno de ustedes jamás sabrá perdonar…
Comenzó cuando me pidió mi número diciéndome “15….” Y yo completé el resto. Luego me dijo, con una voz que me sigue tentando aún cuando presiono estas teclas para contarles dicho hecho, anota el mío
Entonces tomé el celular, pero me fue arrebatado de las manos por mi amiga, quien acto seguido leyó mis mensajes
-¿Quién es Marisol?
-Mi cuñada – respondí
-Y Yamila?
-una amiga – respondí
-¿Cómo vas a decir eso? ¡Mentira! Todo bien, no te preocupes- me dijo en tono de burla, riéndose para demostrar que era un chiste
Cuando finalmente iba a recuperar el móvil…
-¿Y este escudo?
Me quedé paralizado, sabía a qué se refería…
… Sí, se refería a esa parte albiceleste de mi corazón, a esa parte de mi corazón que tantas alegrías me dio los domingos, ese escudo que Lorenzo Elvis Malaguti besó tantas veces luego de destrozar redes rivales, sí, el glorioso escudo del Niupi
No sabía que responder, que diría semejante belleza ante un escudo de un juego como fondo de pantalla, ¿en qué mente friki cabe eso?
-Un escudo de un equipito de la D – respondí – no le des bola
Fue como si un baldazo de agua fría me calara hasta los huevos ¿Cómo pude haber negado al Niupi? Negar al que siempre estuvo ahí conmigo, en las buenas y en las malas.
Fue cuando mi compadre en el mundo verde controlado por Dios HT y en la vida real me miró, y con la vista me lo dijo todo
“Boludo bardeaste al Niupi, te fuiste al recontra re carajo.”
Entonces usted lector, ya sabe, que la tentación es fuerte, y cuando cae en una forma tan bella, nos volvemos contra nuestros propios principios y alimentamos nuestro instinto animal.
Por eso, yo, aquel que te traicionó, el que te negó, te digo
Perdón Niupi
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